TEMAS en DISCUSIÓN
Síndrome de Barré Lieou o
síndrome del simpático vertebral posterior o
enfermedad de la columna cervical alta.
Julio Saiach, méd.,
Argentina, 26/10/11
Existe una clara división entre la
patología vertebral cervical alta y baja. Los síndromes
dolorosos posteriores del cuello pueden dividirse en: a)
inferiores, que engloban todas las molestias producidas por
debajo de la tercera cervical, cuya patología superficial y
profunda (vertebral) es bien conocida y b) superiores, que
comprenden los cuadros clínicos que tienen por centro la
articulación occipitoatloidea, atloidoaxoidea y sus planos
de recubrimiento, así como los vasos, nervios y linfáticos
de la región.
La actitud del paciente llamará la
atención, pues si en ese momento sufre cefalea, se mostrará
con cara angustiada, triste, obnubilado, poco atento,
desmemoriado, es decir, con el cuadro clásico del shock
cerebral. En los casos más avanzados, el paciente se quejará
de que tiene la cabeza vacía y no puede pensar o coordinar;
la cefalea occipito-frontal es terebrante, gravativa, le
atraviesa el cerebro, no le permite el descanso, no tiene
memoria, presenta pesadez en las cuencas orbitarias, los
movimientos exacerban su cefalea, tiene la sensación de que
el cráneo se va a romper y sufre intensos mareos, fotofobia,
moscas volantes, acufenos, sensaciones vasomotoras de
acaloramiento a nivel de la cara, hipoacusia y sordera,
algunas disfonías, disminución de la visión, náuseas,
vómitos. ¿Se necesita más para pensar en una hipertensión o
en un tumor endocraneano? Éste es el caso de grave error
diagnóstico en una paciente de 60 años, quien fue
diagnosticada como portadora de una tumoración craneana,
cuando en realidad se trataba del síndrome de Barré Lieou.
¿Cómo se explica esta similitud de signos y síntomas que
corresponderían en su esencia al cuadro de una hipertensión
endocraneana? La mayoría de los autores atribuyen estas
manifestaciones a trastornos vasomotores en los cuales
intervendrían principalmente la arteria vertebral y el
simpático vertebral posterior, que acompaña a las raíces
cervicales posteriores. Es decir, se trataría de
alteraciones de irrigación sanguínea determinadas por una
irritación simpática y la consecuente perturbación de la
vasomotricidad de la arteria vertebral, la cual regula la
circulación del cerebro y parte del eje encefálico. La
relación con los elementos vasculo-nerviosos puede
contribuir a explicar la causa fundamental del síndrome que
aquí describo. Según Barré, éste es producido por la
irritación del nervio vertebral, que nace del ganglio
estrellado por varias raíces que se reúnen en dos troncos
satélites de la arteria vertebral con la que penetran juntos
a través del canal transverso a nivel de la VI cervical.
Muchos autores dieron su opinión sobre la sintomatología de
este síndrome, pero Barry Mir señala, entre otras cosas,
algo que otros estudiosos pasaron por alto: la sensación de
tirantez en la región cervical, dolores posturales durante
el reposo nocturno, parestesias en brazos y manos, cefaleas
y sensación vertiginosa, zumbidos de oídos, moscas volantes,
hipoacusia y disfonías (espasmo del escaleno anterior).
Hay algo más interesante aún: en muchos
casos no se encuentran las lesiones radiográficas
vertebrales e intervertebrales que se supone explican el
cuadro y, sin embargo, la sintomatología acusada por el
paciente es rica. En estos casos no hay exostosis, ni
borramiento de las articulaciones interapofisarias, ni
pinzamiento de discos intervertebrales, ni disminución del
calibre de los agujeros de conjunción. En estas
circunstancias, ¿cómo se produce el síndrome? Cuatrecasas y
Rocamora, al referirse a los fenómenos de compresión
radicular, afirman: ”no existe una proporción razonable
entre los fenómenos dolorosos o los síntomas de naturaleza
radicular que presentan los enfermos de espondiloartrosis y
la magnitud de las lesiones revelables radiográfica y
clínicamente. Ello obliga a revisar los conceptos ya
clásicos de la compresión radicular producida por las
exostosis y por el estrechamiento de los agujeros de
conjunción. Tampoco es hoy aceptable la teoría de la
funiculitis de Sicard, que admitía la existencia de un
segmento de fibras nerviosas extendido desde el ganglio
raquídeo al plexo y que ocupaba el agujero de conjunción.
Es ahora cuando podemos fijar nuestra
postura respecto a este síndrome doloroso, en el cual tiene
mucha importancia el desnivel pélvico, la contractura del
músculo escaleno y la irritación del ganglio estrellado.
Tendríamos que ponernos a pensar muy seriamente si no
estamos nuevamente ante un caso en que un conjunto de signos
y síntomas tan florido como los descritos corresponden a un
mismo mecanismo fisiopatológico. Son numerosos los
tratamientos quirúrgicos y médicos indicados en esta
patología, pero en la práctica diaria podemos ver que muchos
de estos cuadros ceden ante una simple infiltración
anestésica del escaleno anterior seguido de sesiones de
anestésicos locales por vía EV. Resulta necesario tener en
cuenta la corrección del desnivel pélvico si existiera. Con
esta simple práctica ceden los dolores, que pueden ser
producidos por espasmo del músculo escaleno. Es notorio cómo
el paciente expresa, ”me calmó el dolor y fue como si se me
destapara el cerebro.”
Comentario 1:
Osvaldo Mansilla, méd., 27/10/11
Estimado Dr Saiach, para casos como el
que comenta, la Terapia Neural me fue muy bien. En el examen
físico, siempre reviso la posición del atlas y axis, los
pacientes con estos síntomas suelen tener alteraciones en
esa zona, sacando una rx de atlas y axis trans oral se
pueden ver algunas alteraciones articulares; cuando la
alteración en dichas vértebras es importante, al ver al
paciente de frente, le podemos encontrar un pabellón
auricular mas alto o bien , si utiliza lentes, hay una
asimetría en la altura de ambas cejas y el borde superior
del marco de los cristales. Cuando esto sucede, además de la
Terapia Neural, le realizo quiropraxia.
Un saludo.
Comentario 2:
Pablo Koval, méd., Argentina, 27/10/11
Leyendo la actualización que hace
Julio, me vino a la memoria el caso de un hombre que tenía
una arritmia cardíaca con extrasístoles muy frecuentes,
además de apnea del sueño para lo cual tenía que usar un
respirador de presión positiva. La cuestión es que en los
intentos por ayudarlo, buscando llegar con la aguja al
estrellado, reaccionó el escaleno del modo como lo hace el
músculo portador de puntos gatillo. Sin llegar a infiltrar
el estrellado la arritmia cedió. A los 2 meses volvieron las
arritmias y la contractura del escaleno. Tras idas y venidas
logré que el paciente aceptara hacerse extraer el molar 28
incluido. A partir de ahí se terminaron las arritmias, la
apnea del sueño, la contractura del escaleno y la irritación
del estrellado.
Con este recuerdo quiero insistir una
vez más en que la medicina clásica sólo ve los síntomas, las
manifestaciones claramente visibles, o lo que encuentra
usando el microscopio, los análisis de laboratorio o los
rayos X y que se esfuerza en ponerle nombre a los cuadros
clínicos, y si es un nombre propio mejor. De una vez por
todas deberíamos abandonar el análisis mecanicista y
reduccionista y profundizar en la evaluación
sistémica-compleja de los problemas de salud-enfermedad. A
diferencia de la medicina clásica, la TN moderna entiende
los problemas visibles como resultados de un PROCESO y no
como hechos aislados. El análisis mecanicista-reduccionista
conduce a tratamientos impositivos que no resuelven sino que
tapan el problema. La concepción sistémico-compleja conduce
al tratamiento facilitador de la TN. Facilitador de la
autoorganización biológicamente económica, es decir a la
resolución real del problema (en la medida de lo posible).
Creo que vale la pena releer lo
aportado por Oscar Godoy en el Tema 14. Es claramente
evidente la relación de la asimetría corporal con la
presencia de metal en la boca. Tiene mucho sentido que la
postura tenga que ver con el equilibrio armónico del SN.
Salvo problemas estructurales evidentes, las alteraciones
posturales son inicialmente funcionales. Una contractura
muscular puede generar otras contracturas musculares, pero
casi siempre, existe un factor irritativo neural (metálico o
de cualquier otra naturaleza) que desencadena el
desequilibrio. Y si a un desnivel pélvico queremos
resolverlo con un realce en el calzado o con quiropraxia,
probablemente, una vez más estemos tratando la consecuencia
y no la causa.
Para concluir quiero decir que los
síntomas del "Barre-Lieou": cefalea, mareo, acúfenos,
tinnitus, sensación de vacío en la cabeza, cambios
neurovegetativos en un hemicráneo, etc. pueden verse
asociados a la presencia de terceros molares, endodoncias,
cicatrices en el cuero cabelludo, con las amígdalas y prácticamente
con cualquier campo interferente en cualquier parte del
cuerpo.
|