PRÓLOGO

 

Medicina para el Ser Singular
con Dolor Persistente
u Otros Problemas Complejos

Fundamentos para la
Terapia Neural Moderna

Dr. Pablo Rubén Koval
 

 

 

 


Prólogo
 

Popayán, Colombia, agosto de 2010

 A mi me parece que la esencia del libro del Dr. Pablo R. Koval, es la visión moderna de la Terapia Neural pero conservándose tal como ha sido siempre: desconocida en su accionar íntimo, demostrando que no podemos acceder al conocimiento del mundo en su esencia. Otra cosa importante es que por primera vez se publica una aproximación en castellano a la Terapia Neural recopilando los avances en la ciencia y la técnica modernas. A pesar del afán del Dr. Koval de aportar algo nuevo, (y me consta que lo hace), para mí eso no es lo primordial en el libro. Yo creo que la Terapia Neural se sigue haciendo con la historia de vida de los enfermos, mirándolos a los ojos, pensando con el corazón y sintiendo con el cerebro y con toda la vida.

Las estadísticas muestran que algo así como el 60% de la población mundial cuando se siente enferma (téngase en cuenta que “enfermedad” tiene muchos significados según culturas y formas de vivir la vida, y no sólo el de desviación de la norma o de lo normal que le damos los occidentales), acude no sólo a la medicina oficial, sino también a otros tipos de tratamientos “alternativos”. Busca otras posibilidades que van desde el autocuidado o automedicación, pasan por los consejos de los vecinos, del farmacéutico o boticario de confianza, o métodos más organizados y de tradición como las yerbas o cocimientos del curandero o curandera, los rezos, las agujas de la acupuntura y la moxibustión, los globulitos de la Homeopatía, los masajes, la aguja cargada de procaína o lidocaína de la Terapia Neural, las dietas, el Naturismo, el chamán, o la sabiduría ancestral del indio o del negro y muchas más. No están fuera de este panorama la oración y el milagro. Pero lo más corriente es que los enfermos o enfermas hagan una mezcla de todas, tanto de las ortodoxas o aceptadas oficialmente y las no ortodoxas, pues no se ponen a hacer disquisiciones  teóricas, ya que lo que les interesa es recuperar su sensación de bienestar y armonía propias con lo que está a su alcance y les parezca que le da la mejor ayuda.

Hay que recalcar que cuando me refiero a lo “alternativo” lo asocio, como lo plantea en su libro Pablo Koval, no sólo a técnicas de curación, prevención o promoción, sino con cosmovisiones, epistemología y paradigmas que lo singularizan. Lo verdaderamente alternativo constituye otras miradas a la vida y por tanto a la enfermedad, diferentes de las miradas y aproximaciones ortodoxas. Uno de los problemas que tenemos es que nuestro etno-centrismo hace que veamos esas otras miradas diferentes como no válidas y muchas veces para negarlas les colgamos el San Benito de mágicas y no científicas, despreciando así conocimientos y sabidurías. Si esto se entiende bien será posible abrir un diálogo de saberes y cosmovisiones del cual pueden salir verdaderas propuestas revolucionarias de diferentes modelos o prácticas de salud más acordes con nuestro ser mestizo latino americano. 

El médico que trabaja en un gran hospital y el farmacéutico del pueblo tienen paradigmas, cosmologías y formas de ver, conocer y entender la enfermedad similares, es decir, como un desvío de la norma, una anormalidad, y sus acciones terapéuticas, a diferentes niveles, claro está, se dirigen a normatizar, a meter en la norma, al organismo (singular y único), de ese enfermo o enferma; por esto tratan enfermedades y no enfermos. De un modo general puede decirse que la Medicina Tradicional China ve la enfermedad no como una anormalidad sino como otra manera de relacionarse el ser vivo con las energías universales. La Homeopatía, el Naturismo, la Antroposofía, el chamán, tienen otras visiones y cosmogonías no sólo de la enfermedad sino de la vida misma, tan válidas como la occidental. Esas sabidurías están allí aunque la racionalidad occidental no las acepte. 

La realidad es una construcción elaborada por la mente inmersa en una cultura determinada; de modo que para poder ejercer una medicina diferente, más próxima al ser humano, hay que mirar con otros ojos y con otras miradas y eso se logra únicamente con un cambio de racionalidad; lo cual implica un cambio profundo en la relación con la vida. 

Morris Berman, en su libro El reencantamiento del mundo (M. Berman, 1995. El reencantamiento del mundo, Chile: cuatro Vientos) escribió:

Cuando el indio hace la danza de la lluvia, por ejemplo, no está sugiriendo una respuesta automática. Aquí no hay ninguna tecnología fallida, más bien, está invitando a las nubes a que se unan, para que respondan a la invocación. En efecto, les está pidiendo que hagan el amor con él, y como cualquier amante normal, puede que estén o no dispuestas a ello.

 

Desde la cultura y tecnología occidentales se prefiere bombardear las nubes para que llueva, sin tener en cuenta las consecuencias ecológicas. La pregunta que surge es: ¿quién conoce más la naturaleza, el que la trata como amante enamorado o el que la bombardea y la quiere dominar?  

La ortodoxia médica necesita renovarse y aceptar la existencia de otras racionalidades, y de otras posibilidades, sin caer en el error de ignorarlas o de pretender ponerlas bajo su control. De todos modos, aún si las diferentes racionalidades se unieran, la realidad de la vida seguirá en el misterio. 

Las raíces más profundas de la Terapia Neural, se encuentran, como bien lo remarca Pablo Koval, en el nervismo de la escuela de fisiología rusa. E. O. Mujin (1.766 – 1.850) planteaba que: “La patogenesia de muchas enfermedades se encuentra en el papel determinante que juega el sistema nervioso en todas las funciones del organismo”. L. V. Diadkovsky (1.784 – 1841) decía que: “en la base de todo lo existente se encuentra un comienzo material conocible y que el conocimiento y el pensamiento están unidos a funciones del sistema nervioso”. 

Llegan estos estudios, experimentos y conocimientos hasta A.D. Speransky pasando por I. Pavlov que demuestran claramente que, en verdad, si se quiere llegar a las causas verdaderas de las enfermedades se debe tener muy en cuenta, no sólo la relación del sistema nervioso con las células y tejidos del organismo sino también su función como canal de comunicación y control entre el organismo y su entorno vital y cósmico, relaciones que se hacen a través y gracias al mismo sistema nervioso.  

De este modo, hoy podemos decir que la escuela de fisiología rusa concibió la idea de inter-trans-relación del organismo consigo mismo y con el medio ekológico, (con “k” para explicar que, en este caso, lo ekológico es el universo), a través del sistema nervioso.  Se trata entonces de un proceso auto-eko-organizativo y de auto-eko-control (centrípeto y centrífugo) en el que el organismo recibe y elabora información del ekosistema y a la vez da información a ese ekosistema, en una autonomía dependiente como lo plantea Morin. Desde esta visión, la enfermedad no aparece como una desviación o anormalidad sino como una manera singular de adaptación auto-eko-organizativa. Esto es aplicable no sólo a los seres humanos sino a todo lo viviente. 

A comienzos del siglo XX, Walter y Ferdinand Huneke, dos médicos hermanos y de nacionalidad alemana, descubrieron que la procaína podía modificar, actuando como impulso inespecífico, las  relaciones del sistema nervioso con las células, tejidos y órganos y, de ese modo, alterar la etiopatogenia de las enfermedades según la singularidad de cada enfermo o enferma, y establecieron los principios de la actual Terapia Neural. Enfermos/as y médicos/as nunca nos cansaremos de agradecer el tesón y la terquedad de esos hermanos médicos en la defensa de sus observaciones y hallazgos, como el campo de interferencia y el fenómeno en segundos. 

            Un alumno destacado de ellos fue Peter Dosch. A través de él llegó la Terapia Neural a Colombia cabalgando en el corazón y el coraje de Germán Duque Mejía, gran hombre, médico y amigo que desde Los Robles en Popayán y Timbio esparció la semilla de la Terapia Neural no sólo en Colombia sino en América latina y en España. Allí, desde Los Robles con el mesianismo, la tozudez, el amor y la generosidad de Germán se inició la historia americana de la Terapia Neural. No creo que se pueda escribir algo de Terapia Neural en el mundo sin tener en cuenta el inmenso papel que jugaron Germán y Los Robles. 

La Terapia Neural no es sólo una terapia, como se puede pensar por su nombre. El respaldo y la explicación que dan modernos descubrimientos como los aportados por la física cuántica, la bio-cibernética, la neurobiología, la genética, la sociología, la filosofía, las matemáticas del caos, y muchas otras; las observaciones de los resultados obtenidos con su aplicación (que la mayoría de las veces se ven como milagros pues retan la razón); y la colaboración de enfermos y enfermas que nos enseñan todos los días y de muchas otras personas de algún modo vinculadas, otorgan a la Terapia Neural las bases para convertirse en un modelo de salud y de vida que se relaciona con otras propuestas paradigmáticas sistémicas e incluyentes de otros ámbitos del saber que, sin negar la racionalidad cartesiana mecanicista, están planteando miradas biocentristas (en oposición al antopocentrismo), dinámicas, con devenires que rompen la cuadrícula mecanicista y ven la vida con sus incertidumbres y ambigüedades que, por supuesto, abren el camino para la esperanza y las posibilidades de ella misma. Es, nuevamente, el milagro que reta la razón.  

En este libro, el lector podrá apreciar el esfuerzo de Pablo Koval por presentar una visión global de lo que es y puede ser la Terapia Neural

Aunque discrepo respetuosamente en algunos puntos, pocos por cierto, considero que es un esfuerzo que merece nuestro apoyo y reconocimiento. 

Son  semillas que como las que continúan la vida se tienen que regar a sí mismas, confundirse con la tierra, el aire y el sol y renovar constantemente en el milagroso proceso que permite el cambio y el devenir constante de la vida que cambia y se renueva para permanecer. 

El libro es una propuesta y una enseñanza que servirá para que muchos y muchas de sus lectores se acerquen desde otro punto de vista al milagro de la vida y del espíritu que la anima con nuevas esperanzas y confianzas.  

La Terapia Neural nos muestra no sólo que otros mundos son posibles sino que están con nosotros, en nuestros corazones, en todas nuestras células, en nuestras memorias y pensamientos y que lo único que nos falta es quitarnos las vendas, los prejuicios y los vicios que no nos los dejan ver. Es importante señalar también que en esa relación humana médico/a enfermo/a el mundo se transforma. 

No se cree porque se ve, se ve porque se cree. Luego, para cambiar lo que se ve, hay que cambiar lo que se cree. Por esto, quisiera concluir el prólogo con estos versos de William Blake, místico y poeta: 

“Yo no veo con mis ojos,
sino a través de ellos”.

 Gracias Pablo por compartir tus esperanzas y tus sueños. 

Dr. Julio César Payán de la Roche
 

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